Recononozco que el mundo de la farandula me vuelve loca.
Reconozco que cada vez me gusta más que me llamen Belentuela en el momento que cuento un cuento. Pero tengo que reconocer también que educarlos en el mundo del lenguaje musical me encanta.
A través de ellos, mis alumnos, he crecido sobre todo como persona.
Y por supuesto, les tengo que besar y no parar porque
me han enseñado a ser mejor profesora cada curso.
Cada vez que les propongo musicalizar un cuento
a través de las piezas que cada uno de ellos han preparado durante el curso,
dicen simplemente: ¡Si!.
No tienen miedo escénico.
Y si lo tienen, lo disimulan.
Cierto es que nuestra frase de guerra les hace mucho bien:
"Recordad que todos lo que están ahí, entre el público os quieren y
además la mayoría no distinguen el Do de un portazo".
Y claro, cuando les llega el guru-guru en la tripilla, nos miran a todos con tranquilidad y
hacen MÚSICA.
Así de fácil.
Así de divertido.
Como debes ser.
(Alumnos de piano y flauta travesera de la Escuela de la ball de Benás.
Profesoras: Pilar Blazquez y Belén Castel. 22 de mayo de 2013.
Palacio de los Condes de la Ribagorza. Benasque.)
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