Y digo esto porque hablando,
hablando nos hemos llegado hasta Alcubierre...
total que vuelta hacia atrás y recula lo recorrido
(ya lo dice mi padre: más vale un Gps de 75 años que un trasto de esos...).
Hemos encontrado al simpático Luis, mi contacto (otro día os hablaré de él...
que buen rato nos ha hecho pasar).
Que si monta aquí, que si monta allá, al final
cuando casi estaba todo listo aparece una nube
con un color de angustia que ...
¡¡al pabellón!!!
Desmonta todo de nuevo y haz risas...
Y menos mal de que así lo hemos hecho
porque la que ha caido luego ha sido sonora también...
Al final, cuentos, bailes, buenas caras y de nuevo gente maja.
¡Viva las fiestas de Pallaruelo!
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