Un fin de semana a medida.
Cuento, ruta gastronómica, un regalo para los ojos y
paseo entre montañas.
Creo que la última vez que paseé por Hecho lo hice en familia tirando de la mano de esos tres duendes que ahora ya van saliendo del nido. Volver a recorrer las calles de este pequeño pueblo ha sido un placer para todos los sentidos.
He sido feliz contando un un cuento en la biblioteca de la mano de su responsable Pilar, alma de ese rincón mágico, que no pierde la sonrisa. Muchos niños reunidos en un rincón de esa biblioteca que no para de organizar actividades para todos. Se respiraba vida. Acitividad. Entraban y salían grandes y pequeños. Una gozada. Todo esto en un fin de semana en el que hemos disfrutado de la gente del Valle de Hecho. La visita turística por Hecho no faltó disfrutando de sus casas chesas y su estampa aragonesa. Cenar en el Restaurante Canteré con Mónica guiándonos por una cena micológica espectacular propia de estos días y descansar a pierna suelta en Casa Marín con M Carmen de anfitriona en su casa Chesa ha sido el mejor final para un cuento que, como siempre y sea Volveremos.
Así quedamos :)
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