LA GATA QUE QUERIA SER TROMPETISTA
por Belentuela, contadora de cuentos
“Hace frío en la azotea, pero para la gata Chispas la noche es su mejor momento. Saltando a través de los tejados de la ciudad cuando el sol se esconde, todos los días se acerca a la Sala Davis para escuchar a los grandes del Jazz. Se trata de una de las salas más míticas del barrio y Chispas es feliz escuchando desde el alféizar esos ritmos improvisados que las bandas ejecutan. Un hombre al piano, frasea sobre las teclas a una velocidad salvaje. ¡Qué músico más original. -piensa Chispas. A su lado, una joven saxofonista dibuja armonías en el aire con un virtuosismo que asombra y en la parte central del escenario, un joven con su trompeta lanza hacia el tejado preciosas y sutiles melodías que juegan con el corazón de la gatita, dibujando una flecha mágica que atraviesa su corazón reforzando cada noche más su deseo:
Algún día yo también será trompetista. - le dice a la gata Pelusa, mientras pasean por La Azotea Azul. Pelusa es su compañera de juegos y gran amiga.
¿Por qué no? Es tu sueño y seguro que tú lo vas a conseguir.
¡Chispas es feliz! Ha encontrado la mejor escuela y comienza sus lecciones de trompeta. A ella no se le resiste nada. Es una gata muy querida en el barrio. Y aunque, junto a Pelusa siempre se están metiendo en líos y chinchando con sus bromas a sus amigos, disfruta de su vida gatuna, repartiendo arrumacos y sintiéndose a gusto con todos ellos.
Cada día desayuna un buen plato de ratones con fresas y se mantiene en forma jugando con pesas. Tiene que estar en forma.Su sueño le está esperando.
Feliz con los bigotes al aire, contenta y decidida se le oye entonar :
Yo soy la gata Chispas ¡De todos, la más lista!
Toco la trompeta, también hago pesas
Mi pasión es comer…¡ratones con fresas!
No puedo evitar meterme en líos
Disfruto chinchando a mis amigos..
Si me buscas las cosquillas ¡A mi plin tengo siete vidas!
¡Pasa los días tocando la trompeta. Los profesores dicen que si sigue así llegará a ser una gran trompetista y todos la podrán admirar.
Cada noche y se sienta sobre el tejado escuchando Jazz…Decidida, saca su trompeta del estuche y comienza a tocar dispuesta a improvisar con la banda de músicos. Y toca y toca…
Pero esa noche una cuadrilla de gatos callejeros y hostigadores están alborotando la paz de los tejados e irrumpen en las melodías de Chispas:
Jajajaja! ¿que es esto? ¡Una gata tocando la trompeta!
¿Dónde se ha visto algo parecido?
Te creerás muy buena, no? Louisa Armstrong!! jajajaja!
Con tanto ruido vamos a huir despavoridos, jajajajaja!
Chispas prefiere mantener la calma y marcha ignorándolos y mostrando tranquilidad. Sin embargo, todas las noches se repite el mismo incidente y estas y otras burlas se oyen cada vez que la gatita intenta ponerse a estudiar.
-¡Deja de hacer ruido, gata agobiante!
-¡tutruturutu! ¡jajajjajajj!. Desprecio. Burla. Abucheo.
A veces en los mejores sueños aparecen las pesadillas.
-¡Extravagante! ¡Ridícula!
-¡Qué rara eres! Siguen mofándose.
-¿Por qué no me dejáis en paz? Chispas se arma de valor - ¡Mi sueño es tocar la trompeta y no vais a ser vosotros quienes me lo impidáis!- se defiende.
Los hostigadores gatos dilatan sus pupilas con rabia y miran fijamente a Chispas.
-Pero ¿tú que te has creído? ¡Gata chula! - Maulla el clan gatuno mientras estiran sus largos bigotes y enderezan el cuello.
Chispas separa la cola del cuerpo y comienza a sentir el erizamiento del pelo de su espalda. Reconoce que está asustada . Pega un brinco y…
¡0h! ¡Mordiscos. Arañazos. Lucha. Gatos que rugen como tigres!
-¡Eres una gata!- gritan -Y las gatas ¡NO TOCAN LA TROMPETA!
La gata Chispas se defiende y los gatos no dejan de luchar. Está agobiada. ¡Esta no es su guerra! De repente, siente miedo. Ella no quiere reñir.
Y huye a toda velocidad. Escapa…
Cada noche la historia se repite…Y ella solo quiere llorar. Comienza a esconderse. Ni siquiera su amiga Pelusa conoce su tristeza. Se siente sola.
Las malas calificaciones no tardan en llegar y su trompeta cada vez suena más débil y desafinada. Ya no estudia. Solo llora. Su música da risa. Pero…¿por qué? Ella solo quiere ser trompetista. Comienza a sentirse triste. Y es entonces cuando deja de soñar porque esos malditos gatos callejeros han roto sus sueños…
Hace frío en la azotea y la gata Chispas llora desde el alféizar mientras unas tristes y escalofriantes melodías en forma de flechas asesinas se clavan en su corazón. Será su última noche. Solo quiere dormir. Para siempre….Ya no quiere ser trompetista. Tampoco quiere ser gata. No quiere vivir…
¡Aparece Pelusa rodeada de amigos!
-¡Despierta Chispas! ¡Despierta! Nos tienes preocupados. El gato portero de la Sala Davis- continúa Pelusa - nos ha contado el cruel acoso que estas recibiendo por parte de los gatos callejeros. ¡Nosotros te ayudaremos! ¡Estamos contigo! Si te molestan otra vez…¡No vamos a callar!
Chispas despierta y al momento, siente calor… Abraza a Pelusa y ese instante una banda de gatos músicos llega al alféizar y comienzan a tocar. Cada vez son más gatos los que llegan al lugar. La música sigue sonando y la banda va creciendo..
El sonido de los instrumentos, alerta a la banda de gatos acosadores que ya han comenzado a dirigir sus pasos para burlarse como cada noche de Chispas. Pero esta vez, su violencia poco va a conseguir.
Pelusa anima a su amiga para que se una con su trompeta a la banda de músicos y todos comienzan a caminar al encuentro de los malos gatos dejándose oir:
-¡Basta ya! ¡Todos somos Chispas!
-¡Somos diferentes, pero no indiferentes!
La música no deja de sonar.
-¡Humillar no os hace orgullosos, ni fuertes, ni mucho menos poderosos! ¡Os hace miserables!
¡Más de 1000 gatos se unen al grupo activista! Gatos y gatas en defensa de la libertad de los sueños. Pelusa no deja de sonreír a Chispas que en aquel momento comienza estar en paz.
De su trompeta se escucha una melodía a ritmo de swing expresando el sentir y la emoción de la gata. No está sola…
Juntos logran ahuyentar a la banda que como cobardes, huyen. Son animales que necesitan destruir para sentirse fuertes. Pero esa noche van desaparecer.
Gracias a todos. Lo han conseguido. Juntos y unidos han salvado a Chispas.
Ella vuelve a ser la gata feliz que era antes. Y junto a Pelusa hoy sigue adelante, metiéndose en líos y chinchando con sus bromas a sus amigos. Disfrutando de su vida gatuna…¡Disfrutando de sus siete vidas!
Sabe que no está sola y que gracias a que todos los que dijeron ¡Basta ya! hoy es la mejor trompetista que circula por los tejados siempre tarareando esta canción:
Yo soy la gata Chispas ¡De todos, la más lista!…
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En el corazón de la Azotea Azul existe una Sala de Jazz, regentada por dos gatas. Chispas y Pelusa. Dicen que allí se escucha el mejor Jazz del barrio…
Sobre la puerta principal cuelga un cartel en el que se puede leer:
“No dejes que nadie rompa tus sueños”
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