TODOS TENEMOS UN PASADO OSCURO Y AL FINAL TE PASA FACTURA.
Capítulo 10: ESTE NO ES TU SHOW, BELENTUELA
Martina hoy se va de campamento…
Ya quisiera yo haberle ayudado a preparar su mochila, pero entenderéis que con 16 años que tiene mi hija poco puedo hacer yo para este menester…Está contenta. Con subidón. Y muy feliz porque este año es “pre-monitora". Ahí queda eso…Lleva días preparando juegos, estrategias, normas, responsabilidades…Ellos crecen. Y yo también. Aunque sea a lo ancho. Con poderío. Mas me valdría haber “medrao” un poco más. Pero esto es lo que toca. Y felices, eh? Que eso que cantaba Aute, “Que terriblemente absurdo esssss estar vivo…” no va conmigo.
Feliz. Pese a quién le pese.
El caso es que hoy mientras ella prepara su petate, yo recuerdo su primer día de campamento:
Con tres hijos, ese año era especial. Por primera vez en el carnet de “Padres a todas horas” sellábamos con mi santo y con un gusto inmenso aquello de “Inscripción para tres hijos. Gracias por todo. Sí. Sí. 15 días ni uno menos. (o…era ni uno más ni uno menos?) Nuestro teléfono es….”.
Habíamos hecho planes. Planes para dos. También planes de uno en uno. Juntos, pero no revueltos. Como nos gusta. Yo me matriculé en la Universidad de Verano de Jaca en unos cursos de Musicoterapia. E iría con mi santo, que como ya os he contado en otras ocasiones, escribe libros. Investigaría y disfrutaría por la zona de Canfrán. Solos. Juntos. Solos. Juntos. 15 días…
Aquella tarde con mis hermanas, que también dejaban en las colonias a sus duendes, nos desplazamos al lugar donde teníamos que “abandonar” a los pequeños. Ocho en total. Tres, tres y dos. No está mal.
No es ser mala madre ( o si, y que?) sentir placer en es momento: “besos, besos, besos” “os echaremos de menos”, “sed buenos, hijitos” “¡escribid!” “Portaos bien”, (Venga chicas, vámonos ya…)…
Cerca del campamento hay un lago. Azul. Hermoso. También verde.
Nos costó (íbamos lentas, sabiendo que hay radar) 10 minutos llegar y pillar tres tumbonas mirando al mar (soñé que estabas junto a mi)… Ese lago lo había puesto Dios para nosotras. Enseguida aparecieron ellas. Las más bellas. Las del cuello alto. Las botellas…de cerveza, claro.
1, 2 y…tres! - Estamos de vacaciones chicas!!!! Viva!!!! Os queremos, hijitos! chin-chin…. Juerga. 15 días!!!!
A veces el tiempo pasa rápido. Muy rápido. Juraría que no habían pasado ni 10 minutos:
Escucha, Belén …no te preocupes. No ha pasado nada. Todo está bien. (Menos mi cerveza que ya estaba por los suelos…Perfecto. (A juzgar por lo que vais a leer después mas valió que así fuera). Verás… (o hablas o me tiro al mar/lago/charca o lo que narices haya yo magnificado!) Es Martina. Acaba de caerse y se ha roto un brazo. Parece que es una rotura heavy (me vino a la cabeza Iron Maiden y su Wated Years). Es más…Ya está camino del hospital.
Creo que pagó una de mis hermanas. Yo salí del paraíso eterno, pitando. Solo recuerdo que el siempre omnipotente radar del congosto paso a ser una caca de la vaca (Perdón benemérita) y mientras hablaba con mi santo con el móvil (perdón benemérita) llegué al hospital mucho antes de lo que Marta, mi Marta, la del Gps, establece (perdón benemérita)…
Prácticamente ni nos la dejaron ver. A mi niña, digo. A mi pequeña de 8 años. De un Hospital, que por lo visto se le hizo “pequeño” a Iron Maiden, al otro. Dirección Zaragoza. Furgón- Ambulancia. Mi santo y yo, detrás. A todo Gas-Grand Prix- Días de trueno…
Es increíble cómo todo pasa a un segundo plano.
Me importaba un bledo el descanso, las vacaciones y en su caso iba a necesitar yo mucha musicoterapia autopropulsada para volver a mi estado natural. Agonía inusual en mi. Tan solo nos decían que había que correr porque la rotura afectaba una vena importante. ¡Qué vena!!!??? Por Dios!!!( Para entonces, mi santo ya estaba malísimo. No puede ver series como la de Hospital Central, Anatomía de Greyt o House porque comienza a blanquear en la zona del moflete, para luego pasar a un estado #aymemareonopuedomassalgofueracambiadecanal).
Pasados los momentos de llegada, al final aparecimos los tres (padre, madre y criatura) en una sala de espera para urgencias.
O no debí respirar como mandan los cánones (Inspirar. Espirar. Inspirar… )
O no sé que mandangas me ocurrió, pero mientras cogía la mano de mi Martina, mi santo enfrente, rodeando la cama al mas puro estilo peliculero, sentí la llamada del infarto.
Me faltaba el aire y tenía un presión muy extraña en la zona del corazón. Pero claro, debido a mi manera de ser siempre tan extrovertida y locuaz, mi padre siempre me ha aleccionado:
-Belén cariño, relaja. ESTE NO ES TU SHOW! …
Son palabras que me repiquetean continuamente en diferentes situaciones.
-ESTE NO ES TU SHOW…ESTE NO ES TU SHOW!
Y así pasó. Que yo me iba muriendo. Muy digna. pero me iba muriendo.
Eso si, De la mano de mi hijita. Mirando a mi santo (que también me parecía que me miraba con reprochete diciendo lo del show dichoso…).Yo me estaba quedando sin aire, tornando mi piel morena a un violeta insano…
-ESTE NO ES TU SHOW…ESTE NO ES TU SHOW!
¿Para qué decir nada?. Ya caeré. Como Felipón.
El cuerpo es muy sabio. Y no me tocaba.
De pronto me vi gritando. Grite como gritan las actrices. - Me muero! Me muero! ( ni que show, ni que leches!)
Y lo que son las cosas. Con el gritito me alivié. Mi cuerpo comenzó a funcionar perfectamente al tiempo que a mi hija se la llevaban…
Yo recuperé el aliento. Y un poquito avergonzada por el capitulo #manosobrecabezamemuero pude decirle a mi niña:
-Adios cariño. Te esperamos aquí. Suelta la mano, mi amor. Todo va a ir bien.
Dos horas estuvo en el quirófano.
Dos horas que mi santo y yo aprovechamos para hacer todo el footing que no habíamos hecho hasta ahora. Pasillo arriba. Pasillo abajo.
Cuando salió la niña parecía Robocop. Clavos y tuercas, más que en el Ikea.
De mi infarto nunca más se supo.
El que sigue blanqueando es mi santo.
A las tres semanas fuimos al hospital a quitarle los clavos y aún oigo al doctor decir:
-Señor, ¿le pasa algo? Enfermera, lléveselo de aquí…
El curso de Musicoterapia fue muy interesante. En mi estudio luce el título en un marco del Ikea. Ernesto y Martina se dedicaron a pasear con el canfranero y disfrutar del los paisajes y del patrimonio del Pirineo Aragonés. No hay mal que por bien no venga.
Fueron 15 días maravillosos.
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